hay que ver el lado bueno siempre.


La música en su estado más puro es instrumental. Forma inasible que sin embargo expresa, sin concepto, sin nada ajeno a su propio discurrir. Aunque aun en su apertura estética siempre hay una guía de sentido en su título. Por el momento quedémonos con el nombre de una pieza de Pink Floyd, “Marooned”, aparecida hace veinte años en The Division Bell (1994) y cuyo video se presentó hace apenas unas semanas para los festejos de relanzamiento del álbum.
La pieza parte en gran medida de improvisaciones de Richard Wright (teclados) y David Gilmour (guitarra), ejecutadas entre 1993 y 1994. Con esta base no es descabellado asumir que su nombre vino después, para dar sentido a su materia expresiva, probablemente el que sus mismos autores encontraron en lo creado juntos.
Pues bien, el nombre de esta pieza es el adjetivo inglés marooned, que significa abandonado, pero es diferente, por un pequeño matiz de abandoned: se refiere a alguien abandonado en una isla o a alguien totalmente aislado y sin esperanza de cambiar de situación. Curiosamente el origen de esta palabra es una palabra española, cimarrón, que el inglés tomó prestada en un contexto muy particular y americano: se refería a los esclavos negros que escapaban de la civilización occidental y que muy a menudo crearon sistemas sociales, incluso reinos, independientes. Como si los esclavistas pensaran que estos libertarios quedaran totalmente perdidos fuera de su contrato social.




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